Este cancionero y poeta enamorado nos hace encarnar con sus versos las pasiones más desatadas. De nuevo ubicados en el siglo de oro español, nos sumergimos en los madrigales y sonetos de Cetina.
Cetina fue un poeta español del renacimiento. Era de familia noble. Vivió en Italia por mucho tiempo y fue soldado de Carlos I, de ahí podemos deducir que las raíces de su prosa tenían gran influencia Petrarquista. Cetina adoptó el sobrenombre de Vandalio.
Uno de sus más famosos madrigales fue dedicado a una bella dama llamada Laura Gonzaga:
Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquél que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay, tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquél que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay, tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.
Estas palabras nos traen un sentimiento de resignación amorosa, de devoción. El lenguaje tiene musicalidad, los versos fluyen y tienen un ritmo que es suave al paladar.
Cetina volvió a España y después realizó la aventura americana viajando a México con su tío Gonzalo López. Se dice que en México encontró un nuevo amor. Sin embargo, ahí también encontró su muerte. Fue herido de muerte por un enemigo en Puebla de los Ángeles.
Los sonetos de Cetina reflejan el alma romántica del poeta. Él estaba enamorado del amor. Éstos son los últimos versos de uno de sus sonetos:
'Aquí yace un pastor que amó viviendo;
murió entregado a Amor con pensamientos
tan altos, que aun muriendo, amar espera'".
murió entregado a Amor con pensamientos
tan altos, que aun muriendo, amar espera'".
Este poeta, en compración con Garcilaso de la Vega, ha sido menos estudiado, pero la importancia que tuvo dentro de la poesía del renacimeinto no puede pasar desapercibida. Citando a Francisco Arias Solís en su artículo “La voz inmortalizada en un madrigal”: son muy pocos los que se interesan por los versos de Gutierre de Cetina. Y, sin embargo, sus composiciones poéticas deben figurar entre las más destacadas de su época y, algunas, entre las más avanzadas (Arias, pag 1)
Existe también entre la poesía de Cetina un reflejo de la prosa renacentista en cuanto a la cercanía con la naturaleza, las descripciones suaves del lugar idealizado, del Locus Amoenus.
Como al pastor que en la ardiente hora estiva
la verde sombra, el fresco aire agrada,
y como a la sedienta su manada
alegra alguna fuente de agua viva
la verde sombra, el fresco aire agrada,
y como a la sedienta su manada
alegra alguna fuente de agua viva
En sus sonetos vemos los temas del renaciento y el siglo de oro. El canto a Dioses (temas religiosos), el amor y el despecho, la pasión, la muerte. De entre las figuras retóricas que más utiliza está la metáfora y la hipérbole.
Estos últimos versos de Cetina nos dejan con la reflexion de los grandes poetas que dejaron su huella de tinta, incapaz de borrarse a pesar del paso del celoso tiempo.
de mí dirán: «Aquí fue muerto un hombre que si al cielo llegar negó su suerte,
la vida le faltó, no la osadía.»