jueves, 14 de octubre de 2010
tema del ensayo del tercer parcial
Mi tema, "dos autores de poesía mística" será una comparación de la poesía de San Jaun de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.
miércoles, 6 de octubre de 2010
Fray Luis de León
¡Qué descansada la vida
la del que huye del mundanal ruido
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido.
Un escape. Un locus amoenus: lugar idealizado. Una ansiada soledad. Un deseo espiritual. Un beatus ille: bendito aquel. Todo esto encontramos en estos versos y en muchos otros de este poeta de la segunda etapa del renacimiento.
Lanzando algunos temas biográficos al aire podemos decir que Fray Luis de León perteneció a la orden de los agustinos, fue encarcelado por traducir la biblia a la lengua vulgar, fue inspiración para otros grandes poetas como San Juan de la Cruz, tiene odas extraordinarias que reflejan su espiritualidad y conocimeinto de las ciencias y, finalmente, la muerte lo sorprendió mientras preparaba una biografía de Santa Teresa de Jesús.
del monte en la ladera,
por mi mano plantado tengo un huerto
que con la primavera
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto
En su poesía encontramos una necesidad de escape de lo material y terrenal, una creciente ansiedad de encontrarse con Dios, con lo alto, con lo espiritual. En estos versos observamos la naturaleza, inspiración máxima del renacimiento, el locus amoenus con su primavera y su exaltación de los paisajes.
En cuanto a su estructura, cada estrofa está formada por cinco versos, con rima persistente de: ABABB. Usa heptasílabos y endecasílabos. A diferencia de San Juan de la Cruz tiene un lenguaje directo y claro. Su poesía, a pesar de tener el sobresalto del sentimiento, es más lineal y suave.
Y mientras miserable-
mente se están los otros abrazando
con sed insaciable
del peligroso mando
tendido yo a la sombra esté cantando
Fray Luis de León se recocija en estos versos al considerarse privilegiado bajo el resguardo de Dios: Tendido yo a la sombra esté cantando. En muchas de las estrofas de este poeta encontramos metáforas de la naturaleza que refieren a lo religioso. El sentimiento que reina en sus estrofas varía entre la tristeza proveniente del abandono y el olvido de Dios, y la dicha de sentirlo a través de la naturaleza.
Esta oda llamada “Vida retirada” es el reflejo de aquel ideal renacentista de desprendimiento de lo terrenal, de búsqueda de lo espiritual y lo elevado.
viernes, 1 de octubre de 2010
De lira y de poesía mística: San Juan de la Cruz.
Una celda estrecha y oscura. La única luz que se atreve a entrar en la lúgubre prisión se asoma a través de una minúscula ventana que se encuentra a lo alto. San Juan de la Cruz, fraile, teologo intelectual, devoto religioso, poeta, busca los tímidos rayos de luz para escribir uno de sus más famosas liras: El cántico espiritual.
Fue encerrado en aquel sucio olvido por sus intentos reformistas de las órdenes monásticas, fue acusado de apóstata.
Entre los muros pestilentes, el calor sofocante y el dolor de las profundas heridas, escribe estos versos primeros de su cántico.En dónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.
Clamando, gimiendo, busca desesperado el consuelo de Dios. Se trata de una lira, variacion de endecasílabos y heptasílabos, que refiere a la conversación de un esposa con un espeso en una alegoría por el amor a Dios. Tiene rima consonante, ritmo dulce y musical. Estrofas fuera tiempo, sin verbo ni acción, prosa que alude a la eternidad. Imagenes que rompen con lo establecido, por tratar de explicar lo inexplicable: Música callada, soledad sonora. Voz que aulla, gime, alaba y busca paz con sedientos versos.
Este cántico es la expresión de la enfermedad del amor por Dios, un amor inefable, abstracto, contradictorio en cuanto a vacío y abundancia, presente y ausente, caprichoso y devoto.
Este poeta espiritual que fue, junto con Santa Teresa, uno de los líderes de la poesía mística; logra escapar, aparentemente, gracias a un milagro de la Vírgen, tras escribir durante su encerramiento esta obra profunda e inolvidable.
martes, 28 de septiembre de 2010
Otro poeta enamorado del renacimiento: Gutierre Cetina.
Este cancionero y poeta enamorado nos hace encarnar con sus versos las pasiones más desatadas. De nuevo ubicados en el siglo de oro español, nos sumergimos en los madrigales y sonetos de Cetina.
Cetina fue un poeta español del renacimiento. Era de familia noble. Vivió en Italia por mucho tiempo y fue soldado de Carlos I, de ahí podemos deducir que las raíces de su prosa tenían gran influencia Petrarquista. Cetina adoptó el sobrenombre de Vandalio.
Uno de sus más famosos madrigales fue dedicado a una bella dama llamada Laura Gonzaga:
Ojos claros, serenos,
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquél que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay, tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.
si de un dulce mirar sois alabados,
¿por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuanto más piadosos,
más bellos parecéis a aquél que os mira,
no me miréis con ira,
porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay, tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
ya que así me miráis, miradme al menos.
Estas palabras nos traen un sentimiento de resignación amorosa, de devoción. El lenguaje tiene musicalidad, los versos fluyen y tienen un ritmo que es suave al paladar.
Cetina volvió a España y después realizó la aventura americana viajando a México con su tío Gonzalo López. Se dice que en México encontró un nuevo amor. Sin embargo, ahí también encontró su muerte. Fue herido de muerte por un enemigo en Puebla de los Ángeles.
Los sonetos de Cetina reflejan el alma romántica del poeta. Él estaba enamorado del amor. Éstos son los últimos versos de uno de sus sonetos:
'Aquí yace un pastor que amó viviendo;
murió entregado a Amor con pensamientos
tan altos, que aun muriendo, amar espera'".
murió entregado a Amor con pensamientos
tan altos, que aun muriendo, amar espera'".
Este poeta, en compración con Garcilaso de la Vega, ha sido menos estudiado, pero la importancia que tuvo dentro de la poesía del renacimeinto no puede pasar desapercibida. Citando a Francisco Arias Solís en su artículo “La voz inmortalizada en un madrigal”: son muy pocos los que se interesan por los versos de Gutierre de Cetina. Y, sin embargo, sus composiciones poéticas deben figurar entre las más destacadas de su época y, algunas, entre las más avanzadas (Arias, pag 1)
Existe también entre la poesía de Cetina un reflejo de la prosa renacentista en cuanto a la cercanía con la naturaleza, las descripciones suaves del lugar idealizado, del Locus Amoenus.
Como al pastor que en la ardiente hora estiva
la verde sombra, el fresco aire agrada,
y como a la sedienta su manada
alegra alguna fuente de agua viva
la verde sombra, el fresco aire agrada,
y como a la sedienta su manada
alegra alguna fuente de agua viva
En sus sonetos vemos los temas del renaciento y el siglo de oro. El canto a Dioses (temas religiosos), el amor y el despecho, la pasión, la muerte. De entre las figuras retóricas que más utiliza está la metáfora y la hipérbole.
Estos últimos versos de Cetina nos dejan con la reflexion de los grandes poetas que dejaron su huella de tinta, incapaz de borrarse a pesar del paso del celoso tiempo.
de mí dirán: «Aquí fue muerto un hombre que si al cielo llegar negó su suerte,
la vida le faltó, no la osadía.»
jueves, 9 de septiembre de 2010
VERSOS LIBRES AL PÍCARO
Pícaro, maestro del engaño y la astucia
Trasiego, aventura, ingenio de Quevedo
Títere de travesura, miseria y risa
Desventurado y hambriento, rechazas
Lo idealizado, la honra como ridícula farsa
Te acercas al realismo, lo abarcas.
Del agua pasas al vino, degradado
Humor negro, voz cruda y perversa
De amo en amo, niño marginado
Juego de ingenio, mente traviesa
La vista en los bienes materiales
Modismo, populismo y refrán
La parodia a las clases sociales
Género picaresco, sin más.
Trasiego, aventura, ingenio de Quevedo
Títere de travesura, miseria y risa
Desventurado y hambriento, rechazas
Lo idealizado, la honra como ridícula farsa
Te acercas al realismo, lo abarcas.
Del agua pasas al vino, degradado
Humor negro, voz cruda y perversa
De amo en amo, niño marginado
Juego de ingenio, mente traviesa
La vista en los bienes materiales
Modismo, populismo y refrán
La parodia a las clases sociales
Género picaresco, sin más.
EL SIGLO DE ORO Y LA PROSA NARRATIVA
Los siglos de oro son sin duda, para la literatura, un objeto de amplio y apasionante estudio. Los siglos XVI y XVI, el renacimiento y el barroco, abarcan un mundo de autores y escritos que han trascendido y conservado su importancia hasta ahora.
El realismo viene a retratar la época, a criticar a la sociedad. Rompe con el exagerado idealismo de las novelas de caballería de la Edad Media, donde el héroe realizaba grandes hazañas persiguiendo un fin noble, y le da un nuevo sentido analítico, crudo y físico a la literatura.
Aparece la Celestina, con su fuerte vocabulario, su sátira, su complejidad y sus temas controversiales. Nace el género picaresco, y con él la burla, la crítica social, el humor negro, el ingenio y el realismo fuerte. Nos cautiva con el íntimo personaje pícaro: el travieso, el astuto, el marginado. Entre las obras más famosas del género picaresco encontramos “El lazarillo de Tormes” y el “Buscón” de Quevedo.
En estas obras de realismo social saltamos de hablar de lo noble a lo vulgar. De los castillos a la calle. A la humanidad de los personajes, a las necesidades físicas, al materialismo. Nos aventuramos por el ingenio agudo de Quevedo, por aquellos inolvidables personajes que por primera vez tienen voz, por las peripecias y las críticas de las clases sociales. La sátira de los personajes de la época se ve a través de los amos del pícaro. Y vemos desfilar toda clase de representantes de la sociedad: ladrones, caballeros, celestinas, hidalgos, barberos, aristócratas y clérigos. Divertidas e irónicas, las novelas picarescas hacen una parodia que nos hace reír y sentir lástima y tristeza a la vez.
Tras las novelas de Caballerías y “El amadis de Gaula” se crean géneros variados, desde la “crónica”, con la conquista y Fray Bartolomé de las Casas, hasta el gran Cervantes y su “Don Quijote de la mancha” y Fernando de Rojas y su “Celestina”.
Grandes obras y grandes autores, todos con distinta perspectiva, con distinto lenguaje y temática, pero todos tan complejos e interesantes que a pesar de los siglos aún nos guardan sorpresas, intrigas y un sentido profundo y crítico de la sociedad a través de la historia.
El realismo viene a retratar la época, a criticar a la sociedad. Rompe con el exagerado idealismo de las novelas de caballería de la Edad Media, donde el héroe realizaba grandes hazañas persiguiendo un fin noble, y le da un nuevo sentido analítico, crudo y físico a la literatura.
Aparece la Celestina, con su fuerte vocabulario, su sátira, su complejidad y sus temas controversiales. Nace el género picaresco, y con él la burla, la crítica social, el humor negro, el ingenio y el realismo fuerte. Nos cautiva con el íntimo personaje pícaro: el travieso, el astuto, el marginado. Entre las obras más famosas del género picaresco encontramos “El lazarillo de Tormes” y el “Buscón” de Quevedo.
En estas obras de realismo social saltamos de hablar de lo noble a lo vulgar. De los castillos a la calle. A la humanidad de los personajes, a las necesidades físicas, al materialismo. Nos aventuramos por el ingenio agudo de Quevedo, por aquellos inolvidables personajes que por primera vez tienen voz, por las peripecias y las críticas de las clases sociales. La sátira de los personajes de la época se ve a través de los amos del pícaro. Y vemos desfilar toda clase de representantes de la sociedad: ladrones, caballeros, celestinas, hidalgos, barberos, aristócratas y clérigos. Divertidas e irónicas, las novelas picarescas hacen una parodia que nos hace reír y sentir lástima y tristeza a la vez.
Tras las novelas de Caballerías y “El amadis de Gaula” se crean géneros variados, desde la “crónica”, con la conquista y Fray Bartolomé de las Casas, hasta el gran Cervantes y su “Don Quijote de la mancha” y Fernando de Rojas y su “Celestina”.
Grandes obras y grandes autores, todos con distinta perspectiva, con distinto lenguaje y temática, pero todos tan complejos e interesantes que a pesar de los siglos aún nos guardan sorpresas, intrigas y un sentido profundo y crítico de la sociedad a través de la historia.
martes, 7 de septiembre de 2010
Los amos del Lazarillo
A trevés de la divertida lectura del Lazarillo de Tormes observamos algunos amos de Lázaro que retratan la época y además son una crítica directa a la sociedad. Podría decirse, basándose en la extensión del discurso dentro de la obra, que algunos de los más importantes son el ciego, el clérigo y el escudero.
El ciego es sin duda mi favorito. Representa al ciego que “ve”, puesto que tiene otro tipo de ojos que lo hacen conciente de su entorno. El ciego es el que más influye en Lázaro, era lo más cercano a un padre. Lo hace astuto y engañoso. Convierte al Lazarillo en el pícaro. Lazarillo odia y siente resentimiento por el ciego por sus duras enseñanazas, pero Lázaro, el adulto, reconoce a la figura del ciego como su maestro.
El personaje del clérigo hace una crítica a la religión católica. Critica principalmente la gula, la hipocresía y la lujuría. El clérigo es egoísta con los aliementos, se reserva toda la comida para él, sin detenerse a pensar en el hambre del Lazarillo. La gula se ve en su exagerada avaricia por la comida. La hipocresía está relaiconada con toda aquello que predican los clérigos, pero no llevan a la práctica, por ejemplo, la generosidad. La lujuría se observa en el segundo clérigo: el trotaconventos. ¿Qué hay en los conventos? Monjas. ¿Porqué iría de convento en convento? Creo que queda claro.
El escudero es un personaje tan conflictivo que provoca lástima al mismo Lazarillo. El escudero debe mantener la honra con la que nació a toda costa. Aparentar es su vida. A pesar de que no tiene qué llevarse a la boca, debe continuar la farsa y ocultar la pobreza detrás de un disfraz de escudero. Este personaje nos lleva a reflexionar acerca del cinismo social.
Estos amos desempeñan un papel importante en la vida de este personaje pícaro, que asciende en lo materialista y descende en lo idealista.
El ciego es sin duda mi favorito. Representa al ciego que “ve”, puesto que tiene otro tipo de ojos que lo hacen conciente de su entorno. El ciego es el que más influye en Lázaro, era lo más cercano a un padre. Lo hace astuto y engañoso. Convierte al Lazarillo en el pícaro. Lazarillo odia y siente resentimiento por el ciego por sus duras enseñanazas, pero Lázaro, el adulto, reconoce a la figura del ciego como su maestro.
El personaje del clérigo hace una crítica a la religión católica. Critica principalmente la gula, la hipocresía y la lujuría. El clérigo es egoísta con los aliementos, se reserva toda la comida para él, sin detenerse a pensar en el hambre del Lazarillo. La gula se ve en su exagerada avaricia por la comida. La hipocresía está relaiconada con toda aquello que predican los clérigos, pero no llevan a la práctica, por ejemplo, la generosidad. La lujuría se observa en el segundo clérigo: el trotaconventos. ¿Qué hay en los conventos? Monjas. ¿Porqué iría de convento en convento? Creo que queda claro.
El escudero es un personaje tan conflictivo que provoca lástima al mismo Lazarillo. El escudero debe mantener la honra con la que nació a toda costa. Aparentar es su vida. A pesar de que no tiene qué llevarse a la boca, debe continuar la farsa y ocultar la pobreza detrás de un disfraz de escudero. Este personaje nos lleva a reflexionar acerca del cinismo social.
Estos amos desempeñan un papel importante en la vida de este personaje pícaro, que asciende en lo materialista y descende en lo idealista.
viernes, 3 de septiembre de 2010
El buscón de Quevedo
De nuevo seguimos las peripecias y aventuras de otro pícaro. Otra vez la primera persona, el personaje astuto y engañoso, las motivaciones aspiracionales, el realismo de clases, el acercamiento a lo material. Sin embargo, estas novelas picarescas se diferencian mucho entre si, desde la perspetiva hasta el lenguaje. Esta vez Quevedo nos muestra una obra llena de humor negro, de profundo significado social, de modismos y populismos, inclusive de frases de doble sentido y perspectiva casi perversa.
Pablos, nuestro pícaro, niega sus raíces (padre barbero y madre bruja) con un deseo agrio de subir en la escala social. Lo vemos con esta frase: “Yo soy otro, y otros son mis pensamientos, más alto pico y más autoridad me importa tener”. Este pícaro lucha por pasar de “Pablo” a “Don Pablos”. Fallidamente. El realismo nos golpea al ver que Pablo, con su prósito de ascender, sólo se lanza en picada. Va desde un criado, un pícaro, hasta un fraude y un violento delincuente. La amargura de las preocupaciones sociales se palpan y se respiran. ¿Qué mejor frase que la última para describir esto que la última para describir esto que digo? Éste es el final, agrio, moralizante, oscuro, resignado, crítico, de la novela: “Nunca mejora su estado quien sólo muda de lugar y no de vida y costumbres”.
La obra nos muestra un escenario bastante vívido de la época. Desfilan muchos personajes típicos, casi estáticos: caballeros, barberos, ladrones, hidalagos, clérigos, celestinas, aristócratas, criados, etc. Nuestro pícaro, con su humor nego, los observa, se ríe de ellos y, con la voz de Quevedo, los critica.
El buscón es sin duda una obra llena de significado. Contiene diversas formas retóricas, juegos de ingenio, risa, sátira, burla, profunda crítica y un contexto realista pero distorcionado hasta la ridiculez.
Pablos, nuestro pícaro, niega sus raíces (padre barbero y madre bruja) con un deseo agrio de subir en la escala social. Lo vemos con esta frase: “Yo soy otro, y otros son mis pensamientos, más alto pico y más autoridad me importa tener”. Este pícaro lucha por pasar de “Pablo” a “Don Pablos”. Fallidamente. El realismo nos golpea al ver que Pablo, con su prósito de ascender, sólo se lanza en picada. Va desde un criado, un pícaro, hasta un fraude y un violento delincuente. La amargura de las preocupaciones sociales se palpan y se respiran. ¿Qué mejor frase que la última para describir esto que la última para describir esto que digo? Éste es el final, agrio, moralizante, oscuro, resignado, crítico, de la novela: “Nunca mejora su estado quien sólo muda de lugar y no de vida y costumbres”.
La obra nos muestra un escenario bastante vívido de la época. Desfilan muchos personajes típicos, casi estáticos: caballeros, barberos, ladrones, hidalagos, clérigos, celestinas, aristócratas, criados, etc. Nuestro pícaro, con su humor nego, los observa, se ríe de ellos y, con la voz de Quevedo, los critica.
El buscón es sin duda una obra llena de significado. Contiene diversas formas retóricas, juegos de ingenio, risa, sátira, burla, profunda crítica y un contexto realista pero distorcionado hasta la ridiculez.
jueves, 26 de agosto de 2010
El lazarillo de Tormes
Este libro hace de su lectura toda una experiencia. Nuestro narrador en primera persona, Lázaro, es un personaje que se abre camino en la memoria. El lazarillo nos hace sonreir con su picardía, su astucia, su engaño y su mente traviesa, pero también nos hace lamentarnos de su mala fortuna y sus malaventuradas hazañas. Sus aventuras y peripecias nos introducen al género de la novela picaresca, donde sentimos al realismo social, a la ironía y a la parodia. Nos acerca a la realidad de la diferencia de clases, rompiendo con las héroes renacientistas y llevándonos a la miseria y, para sopresa del lector, también a la risa. Un tanto moralista, satírica, divertida, la novela de El lazarillo nos conmueve con la aparición del muy entrañable personaje pícaro.
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